Poemarios y Muñecos de Arte
La afilada espada del espanto nos rompio por siglos, nos partio el deseo, nos robo las risas, nos quito el aliento. Sempiternas noches de vigilia esperando la brutal noticia. Sobre cuerpos tibios sangrando inhertes la injustica,
lloramos sin descanso. Sin saberlo, la rabia de la sal nos mostro el camino. Fuimos, somos y seremos el Kintsugi eterno. Juntaremos las partes, las ensamblaremos, y en ese renacer del acto heroico, venceremos.